Imagínese administrar un casino sin hacer una apuesta de dinero real. Ese es el modelo de sorteos, y en 2025, se convirtió en uno de los modelos de negocio más polémicos en iGaming.
Antes un experimento de “casino social”, los juegos de sorteos ocupan ahora una frontera turbia entre la promoción de marketing y los juegos de azar.
La controversia radica en el propio modelo de negocio: los operadores obtienen ganancias cuando los jugadores compran paquetes que contienen tanto monedas de juego como un número limitado de monedas de barrido, que a veces pueden canjearse por dinero en efectivo o premios.
Los reguladores en varios estados de Estados Unidos se están moviendo agresivamente:
Al mismo tiempo, la demanda de los jugadores sigue aumentando, lo que hace que el modelo de sorteos sea imposible de ignorar.
Pero la pregunta sigue siendo: ¿es un camino ingenioso hacia mercados donde los juegos con dinero real están restringidos, o una responsabilidad legal que va a punto de explotar?
En este artículo, definiremos cómo funciona el sorteo, examinaremos sus puntos de presión legales, exploraremos cómo los operadores pueden (o no pueden) defenderse y medir si este modelo es sostenible o está predispuesto a colapsar bajo regulación.
Vamos a pasar por la jerga.
Los “casinos de sorteos” ejecutan juegos estilo casino sin tomar apuestas con dinero real. Utilizan una configuración de doble moneda: una moneda de juego sin valor en efectivo y una moneda promocional que los jugadores reciben a través de métodos gratuitos (por ejemplo, entrada por correo, bonos empaquetados con compras de monedas) y pueden canjear por dinero/premios si ganan.
Esto explota las leyes de sorteos y promociones en lugar de los estatutos de juego, razón por la cual operan en muchos estados de Estados Unidos donde el iCasino con dinero real no es legal, aunque el escrutinio está aumentando en 2025.
Las plataformas de sorteos suelen utilizar dos monedas virtuales:
La idea es que las monedas de juego permiten a los usuarios “jugar gratis”, mientras que las monedas de barrido crean apuestas que reflejen el juego sin (al menos teóricamente) violar las reglas de “sin consideración”.
La defensa legal que a menudo se afirma es que los sorteos son un mecanismo promocional o de marketing, no juegos de azar, porque los usuarios siempre tienen una ruta de entrada gratuita (por ejemplo, correo o método de entrada alternativo), por lo que no se requiere “consideración” (por ejemplo, pagar algo) para participar.
Si un estado considera que los jugadores están apostando efectivamente algo de “valor” (es decir, moneda canjeable), los reguladores argumentarán que se convierte en juego bajo las leyes estatales.
El hecho de que la defensa se mantenga depende en gran medida de los estatutos locales, los precedentes y la estanqueidad del diseño y los términos del operador.
El juego tradicional se define por tres elementos: premio, azar y consideración (lo que significa que los jugadores apuestan algo de valor para participar). Los concursos de sorteos también implican premio y azar, pero evitan el elemento de “consideración” al ofrecer una ruta de entrada gratuita.
Mientras los jugadores no tengan que pagar para jugar, los operadores argumentan que el modelo se encuadra en sorteos, no en mecánicas de juego. La respuesta por The Social & Promotional Games Association describe la frustración con este dilema:
“La Asociación de Juegos Sociales y Promocionales (SPGA) condena enérgicamente la promulgación del Proyecto de Ley del Senado 555, que convierte a Montana en el primer estado en prohibir los juegos al estilo de los sorteos en línea, sin siquiera usar la palabra sorteo”.
Esa distinción puede considerarse una laguna: los casinos de sorteos pueden verse y sentirse como casinos con dinero real, pero su escudo legal descansa completamente en demostrar que la participación no requiere pago.
Los reguladores, sin embargo, son cada vez más escépticos, cuestionando si estos caminos “libres” son significativos o simplemente una delgada cubierta para la actividad del juego.
Incluso si los casinos de sorteos afirman operar bajo las leyes de promoción, varios riesgos los convierten en un campo minado legal y reputacional:
Hay algunas barandillas que los operadores deben adoptar:
Estos no garantizan la seguridad, pero demuestran que un operador se está tomando en serio la etiqueta de “sorteo” en lugar de ocultar el juego bajo otro nombre.
El modelo del sorteo se encuentra en terreno inestable. Por un lado, está captando la atención y los jugadores en mercados donde los casinos con dinero real están restringidos. Por otro lado, está atrayendo un escrutinio más agudo por parte de los reguladores con cada mes que pasa en 2025.
El futuro probable depende de dos factores: la legislación y el comportamiento del operador.
Para los operadores, la pregunta clave es si los sorteos pueden ser un puente hacia nuevos mercados, construir audiencias y presencia de marca hasta que llegue la regulación del dinero real, o si se trata de una responsabilidad que corre el riesgo de multas, demandas y daños a la reputación.
En otras palabras: los sorteos pueden abrir la puerta a nuevas oportunidades, pero sin precaución, podrían cerrarlo de un portazo con la misma facilidad.
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